Cuéntale historias y cuentos, cántale canciones
juntos, enséñale a recitar poesías y, por supuesto, escucha todo lo que tiene
que contarte. Así
estimulas el lenguaje de tu hijo, favoreces la comunicación entre ambos y
mejora su proceso de comprensión. También es importante crear un entorno
favorable al diálogo. Será fácil si consideras estos consejos:
-Háblale
despacio, sin atropellarte y con frases cortas. Quizá todavía no comprende el significado
de todas las palabras, pero muchas las interpretará por el contexto. Recuerda
que los niños saben más de lo que creemos los adultos y entienden las cosas
antes de saber decirlas.
-Con
expresividad.
Entona las frases con las diferentes inflexiones de voz que sean precisas. ¿Le
estás preguntando? ¡Qué exclamas! o tal vez susurras un secreto que solo
quieres que escuche él. Con una buena entonación también le transmites mucha
información.
-Que
vea que te diriges a él. Incluye su nombre cuando le hables para captar mejor
su atención.
«Mira, Marta, fíjate qué bonito es este muñeco»; «Jorge, cuéntame qué has hecho
hoy en el colegio»; «María, me encanta cuando dibujas con tantos colores»
-Permite
que participe en las conversaciones de la familia. Detrás de algunos retrasos en el
lenguaje hay una exclusión de las conversaciones familiares. Esto no significa
que los pequeñajos deban tener voz y voto en la toma de decisiones, pero sí es
verdad que dejarles presenciar momentos en los que los adultos hablan les
beneficia. De este modo verán cómo los mayores dialogan, se entienden y llegan
a acuerdos. El desayuno, la comida y la cena pueden ser momentos perfectos.
-Llama
a las cosas por su nombre. Evita el: «Mira eso», «Coge esto» y «Dame aquello». Para
favorecer el lenguaje de los niños hay que enseñarles a asociar los objetos con
sus nombres correspondientes.
-Hazle
ver que le escuchas de verdad. También es importante oír lo que él tiene que decirte.
Para ello, practica con él la escucha activa a través de la comunicación no
verbal (mantén el contacto visual, ponte a su altura, inclina el cuerpo hacia
él...) y con la verbal («ya veo», «claro», «entiendo»...).
-Pronuncia
correctamente. Aunque suene gracioso oír al niño hablar con su lengua de trapo, no le respondas
de manera infantil. Así solo lograrás que tarde en darse cuenta de su error.
Para que vaya aprendiendo, cuando pronuncie una palabra mal debes enseñarle la
forma en que se dice correctamente.