martes, 7 de julio de 2015

Cuidando la piel de los niños bajo el sol

Tomado con cautela, el sol tiene efectos beneficiosos para el organismo. Pero si lo tomamos en exceso o sin la protección adecuada, puede causar daños en la piel. Respondemos a las dudas más frecuentes sobre la exposición al sol de los niños. 
Es importante controlar el tiempo que los niños están expuestos al sol. Las radiaciones solares son ahora más agresivas que en el pasado, debido, entre otras causas, al agujero en la capa de ozono y a la disminución de su grosor.

¿Los bebés pequeños pueden tomar el sol?
  • Se aconseja no exponer al sol a los bebés menores de seis meses, porque su piel es muy sensible y aún no ha desarrollado plenamente su capacidad para segregar melanina, el pigmento que la protege. Estos bebés se queman y se deshidratan con mucha facilidad, y además todavía no es conveniente aplicarles crema solar.
  • A partir del sexto mes de vida sí pueden exponerse al sol, pero solo por poco tiempo y, por supuesto, bien protegidos, con una crema solar con factor de protección elevado y fuera de las horas centrales del día.
¿Cuál es la crema solar más adecuada?
  • A partir del sexto mes de vida la piel de los niños se debe proteger con una crema solar. Los productos específicos para niños llevan filtros físicos minerales que les protegen frente a los rayos UVA, UVB e infrarrojos, y además son resistentes al agua, a los roces, al cloro y la transpiración.
  • Elige una crema solar hipoalergénica, que haya sido testada bajo control pediátrico y dermatológico, sin colorantes ni perfumes. También debe incluir ingredientes calmantes y nutritivos, como la vitamina E y extractos de aloe vera y de avena.
¿Qué índice de protección se debe utilizar?
Un factor de protección 25 es suficiente para los niños de piel morena y superior a 30 para los niños rubios y muy blancos. Si el pequeño tiene la piel sensible, necesita un fotoprotector especial y además debe llevar un gorro y una camiseta incluso cuando se está bañando.
Pregunta al dermatólogo o, si no es posible, al pediatra o al farmacéutico cuál es la protección más adecuada para la piel del niño.

¿Cómo se aplica el fotoprotector?
Para garantizar la eficacia del protector solar, hay que aplicarlo al menos media hora antes de la exposición. Solo así la piel tiene tiempo de absorberlo y de estar perfectamente protegida frente a las radiaciones solares. La cantidad de producto debe ser abundante: nunca inferior a 20 ml de crema para todo el cuerpo.

¿Hay que insistir en algunas zonas del cuerpo?
  • En niños y sobre todo en bebés, el cuero cabelludo y la nuca, las orejas, los pómulos, la nariz, los hombros, la zona superior de los muslos, la planta de los pies y el empeine son zonas más propensas a las quemaduras. A la hora de aplicar la crema solar, incide sobre ellas o incluso aplica una crema con pantalla total.
  • En los bebés evita que les dé el sol directo, protegiéndoles con gorro, camiseta, pantalón y sandalias en la playa y en el paseo diario.
¿Cada cuánto tiempo se repite la aplicación?
Como mínimo cada dos horas, antes incluso si el niño está haciendo mucho ejercicio o sudando abundantemente y después de cada baño, aunque la crema sea resistente al agua y de muy alta protección.

¿Necesita crema el niño si no hace sol o está bajo la sombrilla?
Al aire libre los niños siempre deben llevar crema solar. Las sombrillas, las nubes e incluso la sombra de los árboles no ofrecen la protección suficiente frente a la acción del sol, ya que filtran las radiaciones infrarrojas pero no los rayos ultravioleta, que además se reflejan en la arena.

¿Y si está dentro del agua?
También necesita estar protegido. Al igual que ocurre con las nubes, el agua elimina la sensación de calor, pero no filtra los rayos ultravioleta. De hecho, los niños de piel muy sensible no deben permanecer mucho tiempo cerca del agua, porque los rayos solares se reflejan en ella y aumenta la posibilidad de insolación.

¿Qué pasa si el niño se resiste?
Distraerle, contarle un cuento o irle explicando cómo y por qué se le da esa crema suelen ser medidas efectivas cuando el niño no consiente que se la apliquen. En estos casos, los productos con pantalla física, que dejan una capa blanca sobre la piel, son muy útiles para asegurarse de que se ha protegido todo el cuerpo.

¿Se puede usar una crema de adultos?
Es preferible aplicar al niño y al bebé un producto estudiado para la piel infantil. Pero en caso de necesidad, no pasa nada por ponerle una de adultos.

¿Y una del año anterior?
No se debe usar una crema empezada del verano anterior, ya que el paso del tiempo, el calor y la luz pueden degradar los filtros que contiene y no resultar eficaces para la protección de la piel. De todas formas, una vez se abren las cremas tienen una duración limitada que se especifica en el envase con un símbolo.

¿Qué cuidados necesita la piel infantil después de la exposición al sol?
Es bueno bañar al niño o darle una ducha templada para quitar la sal o el cloro de su piel, y aplicarle una crema que hidrate su piel y repare los posibles daños producidos por el sol.

¿Los niños deben llevar lentes de sol?
  • Se aconseja que usen lentes de sol en las zonas en las que la radiación solar es más intensa, como las playas de arena blanca.
  • Hay que elegir unas adaptadas a su cara, que se ajusten a la cabeza mediante cintas elásticas cuando son bebés. Además, deben bloquear al menos el 99 por ciento de los rayos UVA y UVB, con monturas irrompibles y fabricadas con materiales atóxicos y antialérgicos. Lo mejor es adquirirlas en ópticas o establecimientos de confianza
¿Cuál es la mejor hora para tomar el sol?
Las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde. Hay que evitar las horas centrales del día: entre las 11 y las 16, que es cuando los rayos caen de forma vertical y son más peligrosos.

¿Hay que ponerles siempre gorro y camiseta?
  • Los niños nunca deben exponerse directamente al sol, de ahí que los gorros y camisetas sean imprescindibles siempre que vayan a estar expuestos durante un periodo prolongado de tiempo.
  • Las camisetas deben ser de tejidos frescos, como el algodón, los gorros preferiblemente de ala ancha. Estas prendas pueden bloquear hasta el 97% de los rayos UVB que recibe el niño.
Pasados los primeros meses de vida, ¿se puede bajar la guardia?
En absoluto. De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Boston demostró que los niños se queman más durante el segundo año de vida, cuando la protección frente al sol comienza a decaer debido, en gran medida, a que los padres se relajan en la aplicación de cremas solares y se preocupan menos si el niño se quita el sombrero o la camiseta o no juega a la sombra.