lunes, 11 de enero de 2016

7 preguntas sobre la tos y el resfriado infantil

El Dr. Jesús Martínez, autor del libro "El médico de mi hijo", responde a las dudas más frecuentes entre los padres sobre la tos y las mucosidades.

1. ¿Los mocos nos sirven de algo?
Los mocos están ahí como la cera de los oídos, con un mecanismo para entorpecer la entrada de las peligrosas bacterias. Son un tapón físico.

2. ¿Cómo tratarlos?
Siempre queremos una receta. Pero hay que ser éticos, sinceros: los mocos no son peligrosos y no hay nada (sano) para quitarlos.
Podemos limpiárselos y listo, pero sin empeñamos en llevarlo bien limpio, porque lo dejamos sin esa protección. 

3. Un error es…
Lavarlo hasta por dentro, es demasiado.

4. ¿Y los mucolíticos?
Están prohibidos hasta los dos años y no recomendados entre los dos y los seis años. A partir de esa edad tienen escaso interés, son ineficaces y peligrosos. En Estados Unidos se han presentado más de 600 juicios por sobredosis accidentales y no tienen efecto demostrado. Para los mocos… los clínex. Y líquido.

5. Por lo tanto, la tos también debe tener también una función…
Es un mecanismo de defensa para sacar los mocos de la garganta o los bronquios. Los adultos sabemos escupir, los niños los sacan a la boca y se los tragan, no pasa nada.

6. ¿Pero debemos escucharla hasta la saciedad o podemos darle algo para quitarla?
Si no hay asma ni dificultad para respirar, no hay que tratarla por sistema. El problema es que los medicamentos que se usan para la tos son derivados de la cocaína y de la heroína: el niño se duerme, está relajado, pero el medicamento no tiene un efecto real sobre la tos.
Además suelen estar en un excipiente alcohólico, lo que tiene sus propios efectos secundarios. Lo único probado y efectivo contra la tos es la miel y el chocolate.

7. ¿Un padre sabe distinguir cuándo su hijo está grave?
Claro que sí. Otra cosa es ese miedo permanente a que le pase algo, o la reacción exagerada ante cualquier síntoma: es porque hemos perdido nuestra propia confianza. Hay que recuperar esa confianza.

A veces los padres pueden exagerar un poco, pero si ellos dicen que pasa algo, hay que estar atentos, son los que mejor conocen al niño. Como padres la clave es mirar a nuestro hijo a la cara, a los ojos, y valorar.