Dan patadas al balón, intentan bailar de
puntitas, trepan por los árboles... ésta es la mejor prueba de que todo su
cuerpo crece y se desarrolla con normalidad: su musculatura, la formación ósea,
las funciones motoras. Y también sus pies, un conjunto de ligamentos, tendones,
fascias, músculos y nada menos que 26 huesos articulados entre si y que aún se
encuentran en proceso de formación. De hecho, los huesos del pie son los que
más tardan en osificarse: el escafoides no se formará hasta los 4 o 5 años, y
el calcáro, comúnmente conocido como talón tardará aún más: hasta los 8, 9 10 o
incluso 11 años pueda no encontrarse totalmente formado. ¿Y esto qué significa?
que hay que cuidarlos y fomentar su correcta movilidad. Con estos ejercicios
los niños fortalecerán sus pies mientras se divierten.
El pintor
¿Qué pasa si en lugar de dibujar con las
manos, lo hiciera con el pie? Aunque puede ser que tu hijo no logre ninguna
obra de arte, seguramente se divertirá mucho más, y además ganará control y
flexión en sus pies.
El leñador
Con un trozo de tronco pequeño, tu niño
prueba un juego nuevo: ponerlo debajo de uno de sus pies y hacerlo rodar hacia
adelante y hacia atrás. Así estará potenciando la formación de la huella plantar:
todos nacemos con el pie plano, esto va corrigiéndose solo, y normalmente hacia
los cuatro años ya tenemos marcado el puente. Con esta simple actividad se
agiliza el proceso.
El avión
¿Qué es lo primero que hace un niño cuando
simula ser un avión? Seguramente extienda sus brazos y revolotee por toda la
casa. Este ejercicio es diferente, esta vez son sus pies los que hacen las
alas. El pequeño nos enseña cómo las abre y las cierra: boca abajo sobre el
suelo, separa los talones y vuelve a juntarlos tantas veces como el pequeño
quiera. Así potenciará la musculatura del tobillo.
Los diminutos
Dibujar unas caras sonrientes en los dedos
de los pies es ya divertido de por si. Lo siguiente es que sus deditos cobren
vida propia interactuando entre ellos: haciendo la ola, escondiéndose,
volviendo a aparecer... con ello se gana movilidad y se evitan contracturas.
El masajista
¿A quién no le gusta un masaje en la
espalda? Ahora puede darlo tu pequeño usando una nueva técnica: la presión
plantar, es decir, el masaje con los pies. También puede improvisarlos con un
amigo. Con este juego no sólo se divierten, también están favoreciendo la
propiocepción del pie, o lo que es lo mismo, la capacidad de su cuerpo de
ubicar sus articulaciones y el estado de los músculos (tensos, relajados, etc.)
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