domingo, 30 de noviembre de 2014

Juegos y consejos para estimular el lenguaje de los más pequeños

Cuéntale historias y cuentos, cántale canciones juntos, enséñale a recitar poesías y, por supuesto, escucha todo lo que tiene que contarte. Así estimulas el lenguaje de tu hijo, favoreces la comunicación entre ambos y mejora su proceso de comprensión. También es importante crear un entorno favorable al diálogo. Será fácil si consideras estos consejos:

-Háblale despacio, sin atropellarte y con frases cortas. Quizá todavía no comprende el significado de todas las palabras, pero muchas las interpretará por el contexto. Recuerda que los niños saben más de lo que creemos los adultos y entienden las cosas antes de saber decirlas.

-Con expresividad. Entona las frases con las diferentes inflexiones de voz que sean precisas. ¿Le estás preguntando? ¡Qué exclamas! o tal vez susurras un secreto que solo quieres que escuche él. Con una buena entonación también le transmites mucha información.

-Que vea que te diriges a él. Incluye su nombre cuando le hables para captar mejor su atención. «Mira, Marta, fíjate qué bonito es este muñeco»; «Jorge, cuéntame qué has hecho hoy en el colegio»; «María, me encanta cuando dibujas con tantos colores»

-Permite que participe en las conversaciones de la familia. Detrás de algunos retrasos en el lenguaje hay una exclusión de las conversaciones familiares. Esto no significa que los pequeñajos deban tener voz y voto en la toma de decisiones, pero sí es verdad que dejarles presenciar momentos en los que los adultos hablan les beneficia. De este modo verán cómo los mayores dialogan, se entienden y llegan a acuerdos. El desayuno, la comida y la cena pueden ser momentos perfectos.

-Llama a las cosas por su nombre. Evita el: «Mira eso», «Coge esto» y «Dame aquello». Para favorecer el lenguaje de los niños hay que enseñarles a asociar los objetos con sus nombres correspondientes.

-Hazle ver que le escuchas de verdad. También es importante oír lo que él tiene que decirte. Para ello, practica con él la escucha activa a través de la comunicación no verbal (mantén el contacto visual, ponte a su altura, inclina el cuerpo hacia él...) y con la verbal («ya veo», «claro», «entiendo»...).

-Pronuncia correctamente. Aunque suene gracioso oír al niño hablar con su lengua de trapo, no le respondas de manera infantil. Así solo lograrás que tarde en darse cuenta de su error. Para que vaya aprendiendo, cuando pronuncie una palabra mal debes enseñarle la forma en que se dice correctamente.




lunes, 10 de noviembre de 2014

Descubriendo el mundo a mi ritmo

El juego es el vehículo más adecuado para el aprendizaje de los niños. Nada estimula más su curiosidad ilimitada por conocer la realidad. Como padres puede que se pregunten qué cosas le toca aprender en cada momento y cuál es la mejor manera para estimular dicho aprendizaje.

Cada bebé es único
Existen diferentes etapas de crecimiento que determinan los aprendizajes que los niños son capaces de hacer pero estas deben tomarse sólo como orientativas, puesto que cada uno tiene su propio ritmo y es imprescindible respetarlo para lograr un desarrollo sano. El bebé, a medida que crece, pasa de un pensamiento intuitivo a un pensamiento que trata de razonar las cosas y que se va haciendo más reflexivo. Poco a poco crece la autonomía y disminuye la tolerancia a la frustración si no consigue lo que quiere. Por ello es importante facilitarles juguetes que puedan adaptarse a sus necesidades en cada momento. Existen juguetes con la llamada Tecnología inteligente que se encuentra en muchos de nuestros productos y que permite, mediante un interruptor, que los padres puedan seleccionar el nivel de juego desde el 1 (el más sencillo) al 3. Así se consigue alargar la vida del juguete (que siempre es importante) y no aburrir al niño cuando el juego es demasiado simple para él.

Descubriendo por sí mismo
Está demostrado que los niños aprenden más cuando descubren por sí mismos, que cuando realizan aprendizajes guiados y estructurados por el adulto. Por eso, resultan muy recomendables, los juguetes que les llaman la atención, les permitan explorar y les animen a interactuar, motivando y estimulando su aprendizaje. Así, aprender conceptos básicos como los colores, las letras, los números, etc. puede ser una divertida aventura con juguetes como el “Tren interactivo de perrito” o “Mi primer ordenador”. O descubrir el ritmo y la música jugando con el “Camioncito interactivo de perrito” que además incorporan tecnología inteligente. Proporcionarle a tu bebé juguetes que se adaptan a su crecimiento, sin duda logrará hacerle pasar grandes momentos mientras aprende.

lunes, 20 de octubre de 2014

Sobreproteger al niño: errores frecuentes

Los padres tratamos a nuestros hijos como si fueran débiles, pero en realidad son mucho más fuertes de lo que parecen. Muchas veces tenemos miedo de que, en su afán por explorar el mundo, se hagan daño.

Con un año, los pequeños empiezan a ser independientes y a investigar todo lo que les rodea: tocan, chupan y huelen cualquier objeto que se encuentran. Los padres pensamos que su comportamiento es peligroso y, a veces, sobreprotegemos a los niños pensando que así estarán mejor cuidados. ¡Evita cometer estos errores y deja que tu pequeño disfrute con sus descubrimientos!

Higiene: ¿baño todos los días?
            Error: La higiene es importante, pero no hay que caer en la obsesión. Para muchos, el baño diario forma parte del ritual de irse a dormir y es su ratito de relajación y juego con sus padres. En ese caso debemos mantenerlo.
            Un niño de un año, a no ser que venga del parque lleno en arena, no necesita ir a la regadera a diario. Mientras esté limpio tras los cambios de pañal y se lave bien las manos antes de comer y al irse a dormir, el baño puede alternarse como mejor convenga.

Abrigarle mucho
            Error: Es uno de los errores que los padres comentemos con más frecuencia, sobre todo por miedo a que se resfríen. Los pediatras lo dejan muy claro: un catarro se coge por contagio, no por pasar frío. Cuando un bebé se desarropa durmiendo es porque tiene calor.

Correr a levantarle si se cae
            Error: Los padres nos angustiamos cuando vemos a nuestro pequeño caerse al suelo. Es normal que queramos proteger a nuestro hijo y que tengamos miedo a que se haga daño. Pero no hay que sobreproteger al bebé ni limitar su campo de actuación.
Los niños necesitan que estemos alerta, pero sin ponerle límites a todo lo que vayan a hacer. Es mejor que sientan que se valen por su cuenta y que no tengan la sensación constante de que todo lo que van a hacer es peligroso.

Usar cualquier medio para que coman
            Error: Esta etapa suele coincidir con la introducción de una dieta más variada y con alimentos menos triturados y a la mayoría les cuesta un poquito acostumbrarse. Por eso, muchos padres se agobian porque su bebé, que hasta ahora era un glotón, en unas semanas "ha dejado de comer".
            Los niños saben lo que tienen que comer y cuánta cantidad, y si mantienen la actividad propia de esta edad y están alegres significa que están sanos y no les hace falta comer más.
            A partir de los doce meses los niños comen menos porque crecen a un ritmo mucho más lento que cuando eran lactantes y sus necesidades nutricionales también son menores.

No llevarlo a la guardería por miedo a que enferme
            Error: Cuando un niño va a la guardería, es porque sus padres trabajan y no pueden tenerlo en casa. También pueden contratar a una niñera o cuidarlo los abuelos para que, al no ir a la guardería, estén a salvo de contagios y enfermedades. Llevarlo a la guardería tiene el riesgo más que probable de que se pongan malitos con mucha más frecuencia, sobre todo el primer año. Pero no nos engañemos: quedándose en casa también se ponen malos.
            No es aconsejable mantener al niño dentro de una burbuja de cristal para evitarle enfermedades e infecciones que son absolutamente normales a su edad y van fortaleciendo su sistema inmunitario.
         Al retrasar su incorporación al mundo real, los pequeños no mantienen contacto con otros niños y, por tanto, retrasamos su socialización.

Dejarle en casa cuando salimos
Error: Desde que el bebé nace es mucho más difícil hacer cosas que antes nos parecían normales, como salir a comer o quedar con los amigos para tomar un café. Los primeros meses estamos sujetos más que nunca a sus horarios de comida y sueño, pero con un año ya podemos llevar al pequeño con nosotros. Algunos niños necesitarán que les llevemos la comida preparada de casa, que nos pueden calentar sin problemas en cualquier restaurante, pero muchos otros ya podrán comer lo que ofrece la carta. Eso sí, asegúrate de que en el establecimiento no se fuma y no hay un ambiente demasiado ruidoso para que el niño no se ponga nervioso

lunes, 29 de septiembre de 2014

Papás involucrados, bebés (y mamás) felices.


El padre ya no es solo un espectador o acompañante de la embarazada. Cada día más hombres piden información y ayuda para afrontar sus temores e implicarse en la vida de sus hijos desde que saben que viene en camino. El concepto de paternidad está cambiando. Te lo contamos.

Desde hace algunos años, las matronas de atención primaria se esfuerzan para incorporar a los padres en los programas de educación maternal. En México, por ejemplo, se comienzan a realizan sesiones exclusivas para los papás, donde pueden hablar y compartir sus emociones sobre la gestación, el parto y el postparto. En estas sesiones, las matronas les explican el funcionamiento del hospital y su papel en el parto, y se trabajan, mediante coloquios, las emociones sobre la paternidad, los nuevos roles, la vuelta a casa, la organización familiar con el recién nacido y la crianza.

En casa, ayuda y refuerzo positivo
La madre, especialmente cuando es primeriza, necesita el cuidado y la compañía de una persona que sea respetuosa con sus necesidades, que le pregunte qué necesita y que la refuerce positivamente. Y ese apoyo, lo puede encontrar en su pareja que la conoce bien y, además, comparte con ella el nerviosismo por la reciente paternidad. Durante las primeras semanas, lo ideal es que la madre pueda olvidarse por completo de las tareas domésticas, para poder dedicarse al cuidado del chiquitín y de sí misma. El padre debe entender que ahora ella, aunque esté todo el día en casa, no va poder hacerse cargo de todo. Con la llegada del bebé, todo cambia; comienza un proceso de reorganización familiar. Las rutinas, las tareas, los espacios… todo deben adaptarse para incluir al recién nacido.

El cuerpo de la mujer es estos días una especie de volcán en ebullición: las pérdidas posparto, los puntos, la subida de la leche y la dedicación exclusiva a su pequeñín. Es el padre quien debe tener un papel protagonista en este periodo crítico: debe ser él quien lleve adelante la organización de la casa, desde los quehaceres domésticos hasta el manejo de las visitas. El padre puede incluso ayudar mientras su pareja le da el pecho: cogiéndole para que expulse el aire que ha tragado, cambiándole el pañal una vez que termine o meciéndolo para que se duerma después de la toma.

Los cambios emocionales del padre
Como las mamás, los papás, especialmente los primerizos, pueden sufrir alteraciones emocionales después del parto. Algunos se sienten aislados por la atención que su mujer brinda al bebé, otros no se ven capaces de cuidar de una personita tan pequeña e incluso hay quien piensa que no podrá asumir la responsabilidad de su nuevo rol de padre.


A diferencia de las mujeres, en las que las hormonas juegan un papel decisivo, la depresión posparto en los hombres depende mucho de su situación social, emocional y económica. Si el papá tiene una situación emocional estable, asumirá su compromiso con mayor tranquilidad. En cambio, si se encuentra desorientado, el hecho de convertirse en padre puede angustiarle más de la cuenta y producirle irritabilidad, insomnio y hasta tristeza. La recomendación es la misma que en las mujeres. Es importante reconocer y detectar a tiempo este estado de melancolía o leve depresión y consultar con un especialista. Todos los padres deberían establecer una relación de confianza con la matrona y el pediatra, a los que pueden trasladar sus dudas, inquietudes y necesidades. También es bueno que hablen con otros padres y comparta sus experiencias.