El padre ya no es solo un espectador o acompañante de la embarazada. Cada día más hombres piden información y ayuda para afrontar sus temores e implicarse en la vida de sus hijos desde que saben que viene en camino. El concepto de paternidad está cambiando. Te lo contamos.
Desde hace algunos años, las matronas de atención primaria se esfuerzan
para incorporar a los padres en los programas de educación maternal. En México, por
ejemplo, se comienzan a realizan sesiones exclusivas para los papás, donde
pueden hablar y compartir sus emociones sobre la gestación, el parto y el postparto.
En estas sesiones, las matronas les explican el funcionamiento del hospital
y su papel en el parto, y se trabajan, mediante coloquios, las emociones sobre
la paternidad, los nuevos roles, la vuelta a casa, la organización familiar con
el recién nacido y la crianza.
En casa, ayuda y refuerzo positivo
La madre, especialmente cuando es primeriza, necesita el cuidado y la
compañía de una persona que sea respetuosa con sus necesidades, que le pregunte
qué necesita y que la refuerce positivamente. Y ese apoyo, lo puede
encontrar en su pareja que la conoce bien y, además, comparte con ella el
nerviosismo por la reciente paternidad. Durante las primeras semanas, lo
ideal es que la madre pueda olvidarse por completo de las tareas domésticas,
para poder dedicarse al cuidado del chiquitín y de sí misma. El padre debe
entender que ahora ella, aunque esté todo el día en casa, no va poder hacerse
cargo de todo. Con la llegada del bebé, todo cambia; comienza un proceso de
reorganización familiar. Las rutinas, las tareas, los espacios… todo deben
adaptarse para incluir al recién nacido.
El cuerpo de la mujer es estos días una especie de volcán en ebullición: las
pérdidas posparto, los puntos, la subida de la leche y la dedicación exclusiva
a su pequeñín. Es el padre quien debe tener un papel protagonista en este
periodo crítico: debe ser él quien lleve adelante la organización de la casa,
desde los quehaceres domésticos hasta el manejo de las visitas. El padre
puede incluso ayudar mientras su pareja le da el pecho: cogiéndole para que
expulse el aire que ha tragado, cambiándole el pañal una vez que termine o
meciéndolo para que se duerma después de la toma.
Los cambios emocionales del padre
Como las mamás, los papás, especialmente los primerizos, pueden sufrir
alteraciones emocionales después del parto. Algunos se sienten aislados por
la atención que su mujer brinda al bebé, otros no se ven capaces de cuidar de
una personita tan pequeña e incluso hay quien piensa que no podrá asumir la
responsabilidad de su nuevo rol de padre.
A diferencia de las mujeres, en las que las hormonas juegan un papel
decisivo, la depresión posparto en los hombres depende mucho de su situación
social, emocional y económica. Si el papá tiene una situación emocional estable,
asumirá su compromiso con mayor tranquilidad. En cambio, si se encuentra
desorientado, el hecho de convertirse en padre puede angustiarle más de la
cuenta y producirle irritabilidad, insomnio y hasta tristeza. La
recomendación es la misma que en las mujeres. Es importante reconocer y
detectar a tiempo este estado de melancolía o leve depresión y consultar con un
especialista. Todos los padres deberían establecer una relación de
confianza con la matrona y el pediatra, a los que pueden trasladar sus dudas,
inquietudes y necesidades. También es bueno que hablen con otros padres y
comparta sus experiencias.
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