El niño está enfermo. Parece sencillo cuidarlo, pero a
veces surgen dudas. Algunos principios inamovibles han variado y la forma en
que nos cuidaban nuestros padres no es siempre la más adecuada. También
nuestras circunstancias han cambiado; no vivimos como nuestros padres y nos
surgen dudas. ¿Nos necesita a su lado? ¿Hay que insistirle para que coma,
dejarle que tome lo que quiera, darle dieta blanda o es indiferente? ¿Qué
hacer con la fiebre? ¿Se recupera antes si pasa la enfermedad en cama, o es
mejor que se mueva?
¿Cuándo no ir a la escuela?
Sobre todo cuando trabajan los dos padres, a veces no es
fácil optar por dejar al niño en casa. Sin embargo, hay síntomas que no podemos
ignorar. Los criterios a la hora de decidir si el pequeño debe ir o no a la
escuela son estos:
- La fiebre: si la tiene alta, o no es muy alta pero no le baja, no debe ir al colegio. En primer lugar, porque él no está en condiciones de seguir un ritmo normal y su cuerpo necesita descanso; en segundo lugar, porque su enfermedad puede ser contagiosa.
- Por otro lado, el estado general nos da una gran información. Si no tiene apenas fiebre pero se encuentra muy decaído, sin ganas de hacer nada, es muy posible que esté incubando algo y deberíamos dejarlo en casa por su propio bien. Además, el periodo de incubación normalmente suele ser el más contagioso.
- El riesgo de contagio es el tercer criterio: si ya sabemos que la enfermedad es contagiosa, no debe ir al colegio aunque se encuentre bien, e incluso hasta que esté totalmente curado, en función de lo que diga el pediatra. Hay virus y bacterias que se transmiten con mucha facilidad.
¿Me tomo el dia libre?
Los enfermos tienen especial necesidad de mimos y cariño.
Se sienten mal y necesitan que les transmitamos seguridad. Se sentirán
más protegidos si nos tienen a su lado y, siempre que podamos, esto es lo que
debemos hacer. Si no es posible, es importante dejarlos con una persona que les
atienda y les dé ese extra de cariño y seguridad. Y cuando volvamos a casa,
debemos dedicarles toda nuestra atención y tiempo.
¿Cuánto lo debo abrigar?
Si tiene fiebre, es preferible que lleve algo menos de
ropa para perder calor en una habitación a temperatura ambiente. Si no tiene
fiebre, puede llevar la ropa que quiera. La temperatura de la habitación no
debe subirse porque el niño esté enfermo; es más, es conveniente airearla
varias veces a lo largo del día, y es mejor que esté fresquita que
sobrecargada. La ropa de algodón, que permite una mejor transpiración, es
preferible a la sintética: él se sentirá más limpio.
¿Lo baño o espero a que se ponga bien?
No existe ninguna contraindicación para no darle un baño
durante la enfermedad. Todo lo contrario: le ayuda a sentirse más limpio y
relajado al final del día. Si estuviera demasiado decaído como para bañarse,
podemos lavarlo por partes cada día: le refrescará y aliviará.
¿Mejor en cama? ¿Puede salir a la calle?
Antes se pensaba que un niño en
cama se recuperaba mejor. Sin embargo, estudios recientes han
demostrado que la inmovilidad perjudica a los pequeños. No se trata de que pase
el día corriendo de un lado a otro, pero sí de que se mueva en función de lo
que le pida el cuerpo. ¿Está muy decaído y no quiere salir de la cama? Hay que
respetarlo. Pero cuando dé muestras de querer pasar al salón con el resto de la
familia, no pasa nada por permitírselo.
Respecto a salir o no a la calle, el sentido común nos
guiará. Si está ya en fase de recuperación, no tiene fiebre y hace un buen día,
podemos salir con él a dar un paseo corto, abrigándole convenientemente (ni
mucho ni poco).
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