lunes, 25 de mayo de 2015

Niños y la televisión: 10 consejos para su buen uso


No cabe duda: la televisión es, en muchos hogares, algo más que un mero electrodoméstico. Los expertos no se cansan de repetir que no hay que abusar de las horas de televisión, y esto es mucho más importante en el caso de los niños: fomenta la incomunicación y el sedentarismo, y la continua exposición al bombardeo publicitario estimula el deseo y la necesidad de consumir. También hay estudios que asocian las horas pasadas frente a la tele con el riesgo de desarrollar TDAH.

Por eso, las asociaciones pediátricas recomiendan que los niños menores de dos años no vean la televisión, y que los mayores de esta edad no lo hagan más de dos horas diarias.

Está claro que no todo es malo, y que si utilizamos la televisión con cabeza, esta puede ser un instrumento educativo muy útil. Aquí les compartimos algunos consejos para dar buen ejemplo a nuestros hijos y usar la televisión de una forma más responsable:

  1. No hay que tener la televisión encendida todo el día: se pone para ver el programa elegido y al finalizar este, se apaga.
  2. No usarla siempre como recurso de evasión o entretenimiento, ni como niñera.
  3. No debe haber televisión en el cuarto de los niños.
  4. No dejar de hacer otras tareas por ver la televisión.
  5. Influir a los niños para que sean capaces de encontrar por sí mismos otras formas de distraerse.
  6. Evitar la telebasura y los programas violentos.
  7. Acostumbrar a los niños a pedir permiso para encender la tele.
  8. Apagarla en las comidas.
  9. Usar la televisión como actividad compartida que pueda dar lugar a juegos, explicaciones, canciones… Si la vemos juntos podemos hablar sobre ello y la experiencia será más enriquecedora.
  10. Asegurarnos de que la tele no quita horas de sueño.

Se recomienda que hasta los dos años los niños no vean la tele. A partir de esa edad, hay que hacerlo con moderación.

viernes, 8 de mayo de 2015

¿Tu hijo tiene dolores de espalda? El deporte será su mejor medicina

Mejorar el estado muscular del niño mediante la práctica habitual de ejercicio es esencial para evitar futuros dolores de espalda.


Antes de los 15 años, cerca del 51% de los chicos y más del 69% de las chicas ya ha padecido dolor de espalda, lo que limita sus actividades diarias y aumenta significativamente el riesgo de que padezcan estos dolores de forma crónica en la edad adultos. Además, con el paso del tiempo el dolor de espalda tiende a aumentar de intensidad y extenderse a otras zonas, por lo que conviene prevenirlo desde edades tempranas.

Ante esta realidad, la Organización Médica Colegial (OMC) y la Fundación Kovacs han puesto en marcha una nueva edición de la Campaña de Prevención del Dolor de Espalda entre los escolares. El objetivo es prevenir las dolencias entre los menores y reducir su impacto durante su niñez y futura vida adulta.

El ejercicio debe hacerse regularmente

Según explica el doctor Francisco Kovacs, presidente de la Fundación Kovacs, “el ejercicio es la principal medida que ha demostrado ser eficaz para la prevención de las dolencias de espalda y su efecto se ejerce tanto a través de mecanismos específicos (el desarrollo de la potencia, resistencia y coordinación de la musculatura que protege el resto de las estructuras de la columna vertebral y reduce la carga que soportan) como inespecíficos (como la mejora del riego sanguíneo –del conjunto de la musculatura y otros tejidos-, o el aumento de la confianza en la propia capacidad física)”.

Por eso –explica– “más importante que cuál sea el ejercicio o deporte concreto que practique un niño, lo fundamental es que lo haga de manera regular”. En concreto, es recomendable realizar ejercicio físico o deporte como mínimo dos veces a la semana, en días no seguidos, durante un total de tres horas semanales como mínimo.

“Además –añade el doctor Francisco Kovacs–, los estudios científicos realizados demuestran que la actividad física es necesaria para que la columna vertebral adquiera su forma definitiva, y realizar ejercicio de manera periódica reduce el riesgo de padecer dolencias de la espalda y aumenta la probabilidad de que si aparece dolor, éste sea de corta duración”.


Sin embargo, la práctica muy intensa de deporte a nivel competitivo aumenta el riesgo de padecer dolor de espalda, probablemente porque facilita las sobrecargas, lesiones o desequilibrios musculares. Por eso, los jóvenes deportistas de élite tienen que seguir programas de entrenamiento adecuados, que eviten prácticas potencialmente lesivas para su espalda, y seguir estrictamente las pautas marcadas por sus entrenadores.